viernes, 28 de febrero de 2020
Consejos

Súper inquilino: nuestro héroe inmobiliario.

Ser un super inquilino no es una tarea difícil ni mucho menos. Requiere cierta dosis de empatía. Ponerse en el lugar del propietario y cuidar de la vivienda como si fuera propia. Además de cumplir con lo pactado en el contrato de arrendamiento.

Para lograr ser un buen inquilino, debemos cumplir con obligaciones sencillas:

Respetar las cláusulas pactadas en el contrato y seguir unas reglas básicas de convivencia con los vecinos resulta imprescindible para que arrendatario y arrendador disfruten sin problemas del alquiler. De hecho, seguir esas normas puede incluso ayudar a conseguir una rebaja en el precio de la renta, pero… ¿sabes qué tienes que hacer para convertirte en el inquilino perfecto?

Pagar la renta cuando se debe y no retrasarse nunca con el pago

El inquilino debe pagar en los plazos estipulados la mensualidad acordada. De no ser así, pasado el mes de impago, el arrendatario se arriesga a una sentencia de desahucio.

Negociar el precio del alquiler en los momentos clave y no todo el tiempo

La renta solo puede actualizarse de manera anual, en los términos pactados por ambas partes.

Cuidar la vivienda como si fuese propia

De no ser así, se podría perder la parte o totalidad de la fianza, dependiendo a lo que asciendan los daños.

Realizar mejoras con el consentimiento del propietario

Estas, además, pueden suponer una rebaja en el precio del alquiler siempre y cuando se hayan pactado con anterioridad con el propietario (las obras nunca pueden afectar a la estabilidad o la seguridad de la vivienda).

Respetar las normas de convivencia con los vecinos

El artículo 27.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos contempla la realización de actividades molestas como una de las causas de resolución del contrato, por lo que, agotada la vía de diálogo con los inquilinos, el propietario puede dar por finiquitado el contrato de arrendamiento.

Reparar los desperfectos causados por los malos usos

Siempre que los desperfectos se deban a un mal uso, los gastos corren a cargo del inquilino. Si se determina que los daños o averías se deben a la antigüedad del objeto o aparato, la reparación o su sustitución le correspondería al arrendador.

Cumplir con los tiempos estipulados en el contrato de alquiler 

Aunque el inquilino puede anular el contrato a partir de los seis meses siempre y cuando avise al arrendador con una antelación mínima de 30 días, si se indica en el contrato, si el inquilino se va antes de finalizar el contrato, el propietario puede reclamar la cantidad equivalente a una mensualidad de la renta por cada año que falte por cumplir.

Dejar la vivienda tal y como estaba antes de finalizar el contrato de alquiler

El propietario puede reclamar la parte proporcional de la fianza si el arrendatario ha realizado daños en el inmueble, no por el uso normal del mismo si no por un mal uso imputable al inquilino.

Pagar los suministros y otros gastos cuando le corresponden

Los gastos de agua, luz y gas, entre otros, correrán a cargo del inquilino siempre y cuando el contrato no indique que es el propietario el que pagará estos recibos.

Mantener buena relación con el propietario

Y el propietario con el inquilino, por supuesto. Y es que, como dice el refrán, «dos no discuten si uno no quiere». Si cada uno pone de su parte, seguro que el alquiler resulta mucho más beneficioso para todos.